La República se hará respetar, y si no se hace respetar se hará temer... el enemigo
persiste, el enemigo sigue con sus ataques, con sus violencias, incomodando,
molestando, agriando la República. La táctica de la simple defensa no basta. Es más
eficaz para aquellos que representan el impulso que vosotros representáis, hombres del
Frente Popular, la táctica del ataque a fondo. Digo que se ha terminado de tener
contemplaciones con los enemigos abiertos ni siquiera con los enemigos enmascarados
de la República (¡Muy bien!); yo os digo que allí donde el enemigo se presente, si es
enemigo declarado y a faz descubierta, iremos a aplastarle y en aquellos sitios en donde
el enemigo está como embozado, metido en los últimos rincones del organismo propio
de la República, torpedeando constantemente su labor, haciendo que ésta fracase,
poniendo bastones en la rueda del carro triunfal de la República, ¡ah!, iremos también
a aplastarle, a desenmascararle y a ponerle en su sitio. [...]
Me refiero al problema del fascismo, que todos sabemos lo que propone. En cuanto a
esto, el Gobierno no admite ni siquiera duda de cuál es su posición. Yo decía, Sres.
Diputados, hace unas semanas, ocupando el puesto de Ministro de Gobernación, que
no estaba en aquel cargo dispuesto a tolerar una guerra civil en España. Lo reitero
ahora; pero digo que cuando se trata de fascismo, cuando se trata de implantar en
España un sistema que va contra la República democrática y contra todas aquellas
conquistas que hemos realizado en compañía del proletariado, ¡ah!, yo no sé
permanecer al margen de esas luchas y os manifiesto, señores del Frente Popular, que
contra el fascismo el Gobierno es beligerante. (¡Muy bien!)
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