Primavera parda, artículo de El País.
1. Resume la noticia.
2. ¿Quiénes son Amanecer Dorado?
3. ¿Cuáles son sus ideas?
4. ¿Cómo puedes explicar el auge de este partido en las elecciones?
5. ¿Quiénes son los rojos de los que habla la noticia?
6. ¿Quiénes son los squadristi de Mussolini? ¿Con qué nombre los hemos estudiado? Explica a qué se dedicaban en la Italia de los años 20 y cómo llegó al poder Mussolini.
7. Explica la siguiente frase, centrándote sobre todo en el motivo por el que el autor ha puesto las comillas:
- Su símbolo recuerda a la esvástica, muchos hacen el saludo fascista y sus panfletos proclaman la “superioridad racial” de los griegos.
8. ¿Qué es la Ilustración? ¿Cuáles son sus ideas para que esta gente quiera combatirlas?
9. ¿Qué es el Holocausto? ¿Y el negacionismo?
10. Explica la siguiente frase, relacionándolo con lo que sabes sobre los motivos que daba Hitler para justificar la superioridad aria:
- es todo un abanderado de la idea de la incompatibilidad entre la “superior” civilización europea y el islam “bárbaro e invasor”
11. Explica la siguiente frase y dónde está realmente el problema de Grecia:
- Por su parte, la socialdemocracia se acobarda, acepta jugar en los términos planteados por los ultras y pierde así el partido.
12. ¿Qué es el Mein Kampf?
13. Comenta si estás de acuerdo con esta afirmación:
- Sí, hay ideas potencialmente asesinas.
14. Explica el significado del título.
Texto recortado:
Esta primavera parda de 2012 no ha terminado en Europa. Si a usted ya le inquietó el 18% de los votos cosechado por el Frente Nacional (FN) en la primera vuelta de las presidenciales francesas, prepárese para asistir el próximo domingo a la entrada en el Parlamento griego de los energúmenos de Amanecer Dorado. Al lado de estos ultraderechistas helenos, la francesa Marine Le Pen diríase una ursulina.
Todos los sondeos auguran que las legislativas griegas producirán un Parlamento muy fragmentado, con un montón de partidos en su seno. Uno de ellos, con entre el 4% y el 5% de las intenciones de voto, sería Amanecer Dorado, que aventajaría a la hasta ahora fuerza ultraderechista oficial del país, el Partido Popular Ortodoxo (LAOS).
Amanecer Dorado considera blandengue al LAOS. Su mensaje es aún más tosco: “Grecia para los griegos. Fuera los extranjeros”. Ilyas Panayotaros, su portavoz, se queda tan ancho cuando dice cosas como esta: “Todos los problemas de Grecia son culpa de los inmigrantes. Son parásitos y criminales. Cuando gobernemos, los deportaremos y blindaremos las fronteras con minas y vallas electrificadas”. A cientos de miles de desconcertados y angustiados griegos, sobre todo en barrios obreros y populares que antaño fueron granero socialista, tales majaderías les hacen tilín.
Nikos Michaloliakos lidera a esta gente. Es un exparacaidista que se confiesa nostálgico del régimen fascista de Ioanis Metaxas que gobernó Grecia entre 1936 y 1941 y de la Junta Militar de 1967-1974. Aquellos, piensa, eran buenos tiempos: había mucha disciplina y pocos extranjeros, los rojos estaban encarcelados o exiliados, y Atenas no tenía que obedecer a las élites políticas y financieras de Berlín, Fráncfort y Bruselas.
Para restaurar la grandeza nacional, lo primero es desprenderse de tantos extranjeros, predica Michaloliakos. Los de Amanecer Dorado llevan años combatiéndolos, asaltando, al estilo de los squadristi de Mussolini, a los albaneses, asiáticos y africanos que se les ponen a tiro.
A diferencia de la mayoría de los otros partidos ultraderechistas en ascenso electoral en Europa, más partidarios de la respetable camisa blanca, los de Michaloliakos no le hacen ascos a la parafernalia neonazi. Su símbolo recuerda a la esvástica, muchos hacen el saludo fascista y sus panfletos proclaman la “superioridad racial” de los griegos. En esta campaña, mientras los demás se pelean por acaparar los platós televisivos, ellos son los únicos que salen a la calle: a repartir panfletos o leña, dar mítines en cualquier esquina o llenarlo todo de pintadas.
Tataranietos ideológicos de los movimientos reaccionarios y antisemitas que en el siglo XIX combatieron la Ilustración, y nietos de los movimientos fascistas de los años treinta del pasado siglo, los ultraderechistas europeos de hoy suelen pensar que el Holocausto no existió o fue exagerado por los vencedores de la II Guerra Mundial. Amanecer Dorado no oculta su negacionismo, y Jean-Marie Le Pen, fundador del FN y padre de su actual jefa, Marine, ha sido condenado por ello por tribunales franceses. No obstante, los ultras optan ahora por poner en sordina su antisemitismo y desplegar a todo trapo su islamofobia. Les plantea menos problemas con el “sistema” y, con la presencia de millones de inmigrantes musulmanes en Europa, es hoy más popular.
La nueva ultraderecha obtuvo en su conjunto casi 40 escaños en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009, más del doble que en 2004. Su ascenso comenzó hace pocos lustros en Francia (Le Pen), Italia (Umberto Bossi) y Austria (Jörg Haider), y se ha ido consolidando con el refuerzo de países del Este y nórdicos y escandinavos. De Finlandia a Grecia y de Francia a Hungría, tiene rasgos comunes: nacionalismo (cada cual el suyo), xenofobia (la culpa siempre es de los extranjeros y sus cómplices progresistas), populismo autoritario (esto se arregla con mano dura) y antieuropeísmo (Bruselas nos asfixia). Salvo excepciones, se proclama demócrata y evita los uniformes, los saludos y las puestas en escena que puedan vincularla con Hitler y Mussolini.
Pero, sobre todo, comparte la islamofobia. […]
Como en los años treinta del pasado siglo, el ascenso de la ultraderecha en Europa se nutre del paro, el deterioro del Estado de bienestar, el foso creciente entre los muy ricos y unas clases populares y medias cada vez más pobres, la codicia y arrogancia de las élites. Las congojas que expresa son reales, aunque no la explicación y la solución que les da: la búsqueda del chivo expiatorio en el extranjero más débil y en otras etnias, culturas o religiones.[…]
Una amplia tolerancia social sopla a favor de los ultras. Aunque esté lejos de la realidad, su propaganda —los inmigrantes roban empleos, no pagan impuestos ni cotizan, abarrotan los ambulatorios, son culpables de la delincuencia y quieren cambiar nuestro modo de vivir— va calando como indiscutible. El centroderecha se va contaminando de sus ideas y sus propuestas. Por cierto, de modo suicida: la retórica y la política xenófobas de Sarkozy no han impedido el ascenso del FN; también en esto, la gente prefiere el original a la copia. Y, sin embargo, Sarkozy, erre que erre, soltó el pasado jueves la burrada de que Hollande busca en la segunda vuelta “el voto de las mezquitas”.
Por su parte, la socialdemocracia se acobarda, acepta jugar en los términos planteados por los ultras y pierde así el partido. Durante esta campaña griega, conservadores y socialistas siguen la agenda xenófoba propuesta por Amanecer Dorado y compiten por demostrar cuál de ellos sería más duro con los extranjeros sin papeles. Como si los males específicos de Grecia no vinieran del derroche especulativo de sus financieros, constructores, políticos y burócratas.
Primavera parda, pues, en Europa. Se anuncia que el Mein Kampf será publicado en Alemania por primera vez desde la II Guerra Mundial. La ultraderecha crece electoralmente en Francia y Grecia y tumba al Gobierno en Holanda. Y Anders Breivik, combatiente contra la “islamización” de Europa, exmilitante del ultraderechista Partido del Progreso y admirador del holandés Wilders, es juzgado por el doble atentado que, el pasado julio, mató a 77 personas en Noruega. Sí, hay ideas potencialmente asesinas.
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