miércoles, 16 de marzo de 2016

Notas sobre el plano de Barcelona y Madrid.

Barcelona es hoy la segunda ciudad española y una de las grandes urbes europeas, con un área metropolitana que alcanza los 5 millones de habitantes. A mediados del siglo XIX la ciudad estaba en plena expansión industrial, creciendo con fuerza en población, como muchas otras urbes europeas. La ciudad medieval se vió a partir de entonces sobrepasada y en 1855 se tuvo que preparar un proyecto de ensanche, dirigido por Ildefonso Cerdá. Se estructura en torno al casco viejo y la Barcelona antigua una nueva ciudad totalmente diferente, basada en un plano ortogonal, con calles paralelas al mar y otras perpendiculares a éste, formando una retícula de cuadrados uniforme o manzanas de 113 metros de distancia, con calles de 20 metros de anchura. Los vértices o picos de las manzanas se liman con un chaflán, preveiendo acertadamente la necesidad de ganar visibilidad para la circulación rodada en el futuro: el gran problema del plano ortogonal se veía así solucionado, al menos en parte. La monotonía se veía rota por algunas calles que cruzaban el "damero" en un sentido diagonal, como las avenidas Diagonal y Meridiano, lo que favorecía la rápida comunicación entre el centro y la periferia.

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La Barcelona medieval en negro. El ensanche de Cerdá, en marrón,
El crecimiento de la ciudad industrial seguía el plano ortogonal.

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Vista satélite del ensanche barcelonés, con su plano de damero.

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Las cuadrículas características del plano de Barcelona, con los ángulos
limados en chaflán. La regularidad se ve rota por  la avenida Diagonal.

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Madrid.

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Madrid. Al fondo el Retiro. En primer término el Barrio
de Salamanca, parte importante del ensanche realizado
en el siglo XIX siguiendo el Plan Castro.

360syria

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jueves, 3 de marzo de 2016

Nuevo documento PAU Andalucía, tema 1: Características políticas, económicas y sociales del Antiguo Régimen. La política centralizadora de los Borbones

En Madrid se halla una multitud de nobles, unos opulentos, otros ricos y mucha parte pobres que no contribuyen poco a la decadencia de su población, a la agricultura, al comercio y fábricas. La alta idea que tienen concebida de su nacimiento los entretiene en la inacción, y en la ociosidad, con el pretexto de adquirir algún empleo capaz de mantener su familia con decencia, y no ponerle algún borrón, [rehúyen] el aplicarse al comercio, a las manufacturas, o a cualquier género de industria, y desprecian con altanería al labrador y al artesano. En España el que tiene origen noble, toda su descendencia es noble, por más pobre y vaga que sea; como al contrario el labrador y artesano por más riquezas que hayan adquirido [...] si no nació noble nunca lo será, si no se le concede tal privilegio por el Rey.
LARRUGA, E.: Memorias políticas y económicas, 1787, pp. 9-10